La movilización neuromeníngea o más recientemente neurodinámica forma parte de las técnicas y métodos de diagnóstico y aplicación clínica en terapia manual aplicada al aparato locomotor, abarcando la tensión anormal y neurodinámica anómala del sistema nervioso.
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Este concepto ha evolucionado de manera amplia en los últimos 40 años, estando cada vez más dotado de evidencia científica y sostén que justifica su aplicación en la clínica diaria del fisioterapeuta dedicado a la patología del aparato locomotor, de manera que constituye una estupenda herramienta cuando el movimiento del sistema nervioso y su mecanosensibilidad se encuentran alterados dentro de la clínica del paciente.
Una lesión musculoesquelética puede entorpecer la movilidad y viscoelasticidad normal del sistema nervioso, que son características esenciales del movimiento normal del cuerpo, así como la inflamación propia del tejido nervioso. Las consecuencias clínicas de una biomecánica alterada del sistema nervioso no están reconocidas ya que muchos desórdenes atribuidos a orígenes miofasciales, musculares o articulares, de hecho se originan, o tienen una implicación del componente neural dinámico alterado.
La movilización neuromeníngea o neurodinámica describe un concepto innovador de técnicas de reconocimiento y tratamiento clínico y de razonamiento, dentro del campo de la terapia física y más concretamente de la terapia manual.
Se considera el sistema nervioso como un continuo dinámico: aspectos mecánicos, bioquímicos y eléctricos están interrelacionados, y una interferencia en cualquiera de las partes puede tener implicaciones en el total, existiendo un interrelación entre la fisiopatología y la patomecánica del sistema nervioso tanto central como periférico.
El modelo conceptual utiliza la movilización pasiva o activa específica del tejido nervioso que con la secuenciación correcta, permite diferenciarlo del resto de tejido musculoesquelético a través de los test neurodinámicos. Los test neurodinámicos estándares se han refinado, y actualizado en los últimos años y se ha extendido su uso más allá del diagnóstico, hacia el tratamiento de éxito y un mejor entendimiento de muchos síndromes encontrados en los que se ve implicado de manera evidente el sistema nervioso, así como en otras patologías del aparato locomotor donde no es tan evidente su implicación.
Por tanto con el conocimiento y aplicación de las técnicas neurodinámicas correctas podemos tener mayor éxito y un mejor abordaje con este modelo de razonamiento clínico, en el tratamiento en neuropatías tanto del cuadrante superior como del inferior. Radiculopatías cervicales, síndromes de los desfiladeros escapulotorácicos y síndromes compresivos o tunelares del miembro superior como el del túnel carpiano, o supinador corto. Igualmente se puede abordar patología del cuadrante inferior como ciáticas, síndrome del piramidal, meralgia parestésica o síndrome del túnel tarsiano.
Además la neurodinámica ayuda al diagnóstico diferencial respecto a patología comunmente considerada como del sistema musculoesquelético mediante la diferenciación estructural y que en ocasiones no lo es, o tiene un componente neural asociado que podemos detectar, como epicondilitis, epitrocleitis, dolores crónicos de hombro o esguinces crónicos o recidivantes.
Los nervios que inervan todos los tejidos incluidos los musculoesqueléticos, normalmente son mecanosensibles si se les aplica la suficiente fuerza. Esta afirmación enlaza con el hecho de que los test neurodinámicos normalmente producen respuestas neurodinámicas cuyo conocimiento sutil es necesario por parte de los terapeutas manuales.
Los test neurodinámicos existen desde hace ya algún tiempo y se han convertido actualmente en un aspecto esencial del examen físico de los desórdenes musculoesqueléticos de nuestros pacientes en la clínica diaria.
La literatura sobre su aplicación continúa creciendo, ilustrando las continuas mejoras en el uso clínico-diagnóstico de los test, así como en los resultados favorables en el tratamiento de distintas patologías mediante técnicas de movilización neurodinámica. Cada vez mayor cantidad de estudios avalan la eficacia de la movilización neuromeníngea como terapia tanto en lesiones del SN como en disfunciones musculoesqueléticas, así como su influencia y mejora en los procesos de dolor crónico y de sensibilización central.
Aunque antiguamente se consideraba un fenómeno llamado “tensión neural adversa” asociado a la anormal movilidad del sistema nervioso. El actual marco conceptual de la neurodinámica implica no solo que los tejidos nerviosos están muy tensos y que el tratamiento de elección son las técnicas de estiramiento, si no que existe una deficiente fisiología neural asociada a un déficit de movilidad correcta, siendo preferible hablar de disfunción neurodinámica o neural, y sus distintas modalidades de deslizamiento, tensión, etc.
Estos aspectos incluyen no sólo la mecánica del sistema nervioso sino también su fisiología, y la integración entre ambos elementos, que por otro lado son inseparables.
Es aquí donde la sensibilidad del sistema nervioso se ha convertido en un aspecto clave en la realización y el análisis de los test y en la aplicación modificada de estos al tratamiento de la disfunción neural.
Cuando la disfunción neural se presenta las estructuras nerviosas pueden inflamarse y activarse más fácilmente con la aplicación de una fuerza mecánica considerada normal para ese trayecto neural y tronco nervioso, entonces se habla de mecanosensibilidad neural alterada.
En estos aspectos se incluye la sensibilidad de los tejidos neurales, los efectos de deslizamiento y los efectos de estructuras adyacentes por donde discurren los nervios o interface.
Esta propuesta que integra la fisiología en el análisis de los test y la aplicación de técnicas neurodinámicas a la resolución de la disfunción neural supone que los fisioterapeutas con el correcto conocimiento de la anatomía, fisiología, biomecánica, fisiopatología y la destreza clínica adquirida en el desarrollo de los test neurodinámicos y las maniobras de movilización neuromeníngea, serán capaces de modificar su técnica de acuerdo con las variables encontradas con los test y no solo estirar los nervios, si no que podrán movilizarlos en el sentido de la corrección del conflicto, mejorando la fisiopatología y mecánica neural, con una progresión clínica correcta de menor a mayor intensidad, del deslizamiento a la tensión, de lo global a lo local, y priorizar el tratamiento en su abordaje de la interface mecánica o la propia movilidad neural.
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